Un solo sentimiento
No sé cómo reaccionar, mis manos están frías, mi corazón está agitado, mi mirada no encuentra un punto en el que pueda enfocarse y mi cuerpo no deja de temblar, aun así me percato de que me encuentro solo, como cada día desde hace 3 meses.
La tarde es cálida y el viento suave, el sol del atardecer ilumina las copas de los árboles de otoño que parecen prender en llamas con ese color majestuoso que aún disfruto. Me gustaría recostarme debajo de ellos y leer un buen libro como antes pero mi camino debe continuar aunque no tenga ningún destino al cual llegar.
Han pasado 6 horas desde que salí de la última casa, está oscureciendo y la noche no me hace nada bien, solo me recuerda lo insignificante que soy y en lo que me he convertido. Estaba a punto de seguir por la calle cuando me detuve frente a esta casa, idéntica al lugar en donde vivimos juntos el último verano. El lugar está repleto de fotografías, de recuerdos y de sentimientos, sé que esto solo me afectará y quizá me vuelva un poco más loco, pero me acerca más a ti, a nuestros propios sueños e ilusiones, a nuestra vida, a la vida. En la cocina encuentro mucha comida enlatada así que, antes de tratar de descansar, probaré un poco de lo que dejaron.
Han pasado dos horas más y no consigo dormir, los recuerdos invaden mi mente y sigo recordándote, un momento ¿qué es eso? Corro lo más rápido que puedo para bajar las escaleras pero me detengo en seco al darme cuenta de que no es una alucinación: alguien ha tocado la puerta. ¿Cómo debo reaccionar? He estado solo durante 3 meses, he recorrido ciudades enteras sin toparme con nada ni con nadie ¿cómo es posible que alguien me encontrara? Debo actuar ya, es la única esperanza que tengo se seguir, no puede pasarme nada peor que estar solo en el mundo.
Al girar la perilla una brisa nocturna invade la habitación principal pero los sentimientos que experimento se desbordan al descubrir lo que está frente a mí: eres tú.
De pronto hay silencio, no un silencio cualquiera, un silencio en el que nuestras miradas y nuestros pensamientos están conectados. Me sonríes y lentamente te acercas a mí. El sonido desaparece, al igual que todo lo que nos rodea, no hay luz ni oscuridad, no hay miedo ni tristeza, ningún mañana y ningún ayer, no hay rencor, no hay soledad, no hay nada más, solo nosotros, tu y yo.
Cierro mis ojos y siento tu mano suave y tibia sobre mi mejilla luego siento tu respiración tan pacífica cerca de mí. El tiempo se detiene. Tus labios me encuentran y me sumergen dentro de ti, siento tu calor y el palpitar de tu corazón. Acaricio tu rostro mientras vivo en un beso eterno. Aquí estamos los dos. Un solo sentimiento. Es el momento perfecto, encontraste mi alma, mi mente y mis deseos. Me elevaste hasta la más lejana de las estrellas dando su último destello de luz, convertiste el universo en un sitio para dos, te miro una vez más, no puedo hablar ni expresar todo lo que sucede, pero de pronto mi cuerpo comienza a temblar, mi corazón late agitadamente y mis manos se enfrían cada vez más, un rayo de luz se refleja en mi rostro y es cuando me doy cuenta de que sigo en esa habitación vacía, solo, sin ti.
La premisa de la historia anterior es el siguiente cuento corto: “El último hombre sobre la tierra, estaba sentado sólo en una habitación. De repente, tocaron a la puerta”.
Sólo un experimento.