Llévame a casa de Jesús Carrasco
«De todas las responsabilidades que asume el ser humano, la de tener hijos es, probablemente, la mayor y más decisiva. Darle a alguien la vida y hacer que esta prospere es algo que involucra al ser humano en su totalidad. En cambio, rara vez se habla de la responsabilidad de ser hijos. Llévame a casa trata de esa responsabilidad y de las consecuencias de asumirla»
Jesús Carrasco
Con los personajes justos, Carrasco configura en “Llévame a casa” una trama sólida y concentrada, sin pasajes innecesarios:
Juan ha conseguido independizarse lejos de su país cuando se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal debido a la muerte de su padre. Su intención, tras el entierro, es retomar su vida en Edimburgo cuanto antes, pero su hermana le da una noticia que cambia sus planes para siempre. Así, sin proponérselo, se verá en el mismo lugar del que decidió escapar, al cuidado de una madre enferma a la que apenas conoce y con la que siente que solo tiene una cosa en común: el viejo Renault 4 de la familia.
El protagonista de esta excelente novela va asimilando, casi sin querer, el cambio radical que se avecina en su vida, en la que irá reencontrándose consigo mismo, con sus amigos, con los paisajes que le vieron crecer, con su “hogar”. Asistimos así a un proceso natural de reconducción del protagonista, de valoración del legado, de las raíces, del fluir de la vida, de su fugacidad, de la responsabilidad.
Una novela de escritura fluida y sin adornos, de sentimientos contenidos, con retratos psicológicos duros y a la vez sutiles, y, sobre todo, de una gran delicadeza.