El último adiós de Kate Morton
Un misterio lleno de giros y sorpresas.
Junio de 1933: en la mansión de Loanneth de la familia Edevane todo está preparado para la fiesta de solsticio de verano. Alice Edevane, de 16 años y escritora en ciernes, está ilusionada. Ha terminado su novela y está enamorada. Pero, a la media noche, la familia Edevane habrá sufrido una pérdida que los hará abandonar Loanneth para siempre…
60 años más tarde: Sadie Sparrow, está cumpliendo un permiso forzoso en su trabajo. Refugiada en la casa de su abuelo en Cornualles, un día llega por casualidad a una vieja casa abandonada y descubre la historia de un niñito desaparecido sin dejar rastro.
Mientras tanto, en Hampstead, Alice Edevane, ya anciana, lleva una vida que gira en torno a sus novelas policiales. Hasta que una detective empieza a hacer preguntas sobre su pasado, en un intento por desenterrar los secretos de los que Alice ha querido escapar.
En mi opinión, Kate Morton ha tenido altos y bajos en cuanto a sus libros de “misterios generacionales”. Yo ubicaría este dentro de sus mejores. Las largas descripciones no son tediosas, los capítulos terminan siempre con un llamativo suspenso, la historia es muy interesante y los giros son excelentes.
Lo que la vuelve superior a otras novelas es que no es difícil de hilar. Así que, si has abandonado antes una novela de la autora por su complejidad, podrías darle una nueva oportunidad.
Me encanta como Morton sigue una línea y convence de una solución a la desaparición del niño de un modo que parece absolutamente certero, para después sorprender con algún dato implacable y que rompe lo que el lector esperaba. Esto atrapa a más no poder jajaja.
La disfruté mucho mucho. Recomiendo, eso sí, leerla en un periodo de vacaciones o de mucho tiempo libre, o sino se pierde la conexión con el misterio y se van olvidando los personajes y eventos.