A 19 días.

De tu ceniza, un colgante en mi pecho.

Alergia al polvo que emana tu ausencia. ¡Qué grita incesante en mis arterias!

Tinta azul, pendientes plasmados.

Recuerdos al corazón agitado…

                           risas y dolor; pureza y temblor.

Anestesiada la vida, adormecida la fé que profesabas.

Sus ojos de batas blancas me esquivan.

Confiesa mi sangre hidratante, tu corazón disecado.

Anhelo de puentes idóneos, suturas venenosas.

¡Con mis venas tu costura!

Y ESTO FUE A LOS 19 DÍAS. Y ÉL NO ESTÁ:

Laberinto con diecinueve salidas, una sutura como punto de partida.

Exhala y desprende el seguro. Consiente una arcada, la que desató tu último suspiro. Arcada la mía que abastece de bilis mi grito mudo.

Sabor amargo, transporta tu sangre a mi boca.

                         De sangre a sangre.

                                         De padre a hija.

Mil suspiros; te falle y se quedaron conmigo, enemigos.

Te presto tu primer y último jadeo, padre.

Devuelvelo a mi boca, que me hace falta y lo exijo de tu vida.

 De tu corazón al mío; un puente. Coágulo inefable y suspense mortífero.

De tu lado el último temblor, mi esquina un vistazo al sonido de tu máquina. Vivo diariamente.

La canción de tu muerte, derroche de hiel a mis tímpanos.

                        Diecinueve días.

Querido dolor: apacigua la fuente de lágrimas.

Se intensifica y te vivo.